Astronautas chinos a bordo de la estación espacial Tiangong han logrado un hito significativo en la exploración espacial: convertir dióxido de carbono (CO2) y agua en oxígeno mediante un proceso de fotosíntesis artificial.
Este avance no solo es crucial para futuras misiones espaciales de larga duración, sino que también tiene profundas implicaciones para el desarrollo de tecnologías sostenibles en nuestro planeta.
El experimento se llevó a cabo en el módulo Mengtian de Tiangong utilizando un catalizador semiconductor.
Este dispositivo imita la fotosíntesis natural, transformando luz solar, CO2 y agua en oxígeno y azúcares.
En el contexto espacial, este sistema captura el CO2 exhalado por los astronautas, regenerando así el oxígeno necesario para su supervivencia y reduciendo la dependencia de reabastecimientos desde la Tierra.
El sistema opera a temperatura y presión normales, lo que lo hace más eficiente y práctico en comparación con métodos tradicionales, explica Ding Chibiao, vicepresidente de la Academia China de Ciencias.
De producir oxígeno, esta tecnología puede ser adaptada para generar otros subproductos útiles como metano (utilizado como combustible) o ácido fórmico (base para sintetizar alimentos).
Este desarrollo se alinea con el objetivo de China de convertirse en una potencia científica mundial para 2050 y su creciente interés en la exploración espacial.
Establecimiento de una base lunar, misiones tripuladas a la Luna y la recolección de muestras atmosféricas de Venus son algunos de los objetivos ambiciosos que impulsan estos avances tecnológicos.
La tecnología ISRU (Utilidad de Recursos In Situ), como se denomina este tipo de sistemas, es fundamental para el desarrollo de futuras misiones espaciales a destinos lejanos como la Luna o Marte.
Al aprovechar los recursos disponibles en el espacio, los astronautas pueden reducir drásticamente la cantidad de suministros que deben transportar desde la Tierra, abaratando costos y aumentando la viabilidad de estas misiones.
La NASA también está invirtiendo en tecnologías ISRU con su proyecto MOXIE en Marte, que convierte el CO2 marciano en oxígeno respirable, una innovación crucial para futuras colonias humanas en el planeta rojo.
Este avance chino no solo tiene un impacto en la exploración espacial, sino que también abre nuevas posibilidades para abordar problemas ambientales en nuestro planeta.
Sistemas similares podrían utilizarse para capturar y reutilizar el CO2 de manera sostenible, convirtiéndolo en oxígeno u otros subproductos valiosos como combustibles o compuestos químicos.
La capacidad de transformar el CO2 en un recurso valioso nos brinda una nueva perspectiva sobre la lucha contra el cambio climático y la construcción de un futuro más sostenible.