El descubrimiento del asteroide 2024 YR4, con una probabilidad del 2.3% de impactar la Tierra en 2028, ha reavivado el debate sobre la vulnerabilidad humana frente a esta amenaza cósmica.
Si bien este evento específico es improbable, su mera existencia nos recuerda que un impacto de un asteroide de mayor tamaño es inevitable en algún momento del futuro.
La probabilidad de un impacto devastador no es tan baja como muchos creen, afirma el Dr. Miguel Ángel García, astrofísico del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).
El 2024 YR4 nos sirve como recordatorio constante de que debemos estar preparados.
La historia ofrece ejemplos aterradores del impacto de objetos cósmicos.
El evento de Tunguska en 1908, atribuido a un asteroide o cometa de unos 40 metros de diámetro, arrasó miles de kilómetros cuadrados de bosque en Siberia, liberando una energía equivalente a una bomba termonuclear.
Un evento similar sobre una ciudad densamente poblada hoy en día podría causar destrucción masiva con millones de víctimas y daños irreversibles a la infraestructura.
La magnitud de las consecuencias potenciales exige que el problema de los asteroides deje de ser relegado a la esfera de lo especulativo.
Es una amenaza real y tangible, enfatiza la Dra.Sofía López, especialista en seguridad espacial del Centro de Investigación Espacial.
Necesitamos un plan global de prevención y defensa.
La inversión actual en defensa planetaria es mínima comparada con otras amenazas globales.
A pesar de los avances en detección de asteroides cercanos a la Tierra, aún no existe un plan efectivo para desviarlos o destruirlos en caso de amenaza inminente.
El desarrollo de tecnologías contra asteroides también plantea dilemas éticos y geopolíticos.¿Qué medidas se pueden tomar para desviar o destruir un asteroide?
¿Cómo garantizar que estas tecnologías no sean usadas con fines militares?¿Cómo promover la cooperación internacional en este campo tan crucial para la supervivencia del planeta?
Necesitamos una nueva era de colaboración internacional en el espacio, sentencia el Dr. García.La defensa planetaria debe ser considerada como un bien público global.