La agencia espacial estadounidense, la NASA, ha elevado la posibilidad de que el asteroide 2024 YR4 impacte contra la Tierra en diciembre de 2032, aunque se mantiene un bajo nivel de riesgo.
Este objeto celeste, con un diámetro aproximado de 60 metros, ha sido catalogado como el más amenazante conocido hasta la fecha por su ubicación en el nivel 3 de la Escala de Torino.
Las nuevas estimaciones del sistema de monitoreo Sentry muestran una probabilidad de colisión de 1,3 en 77.
Si bien esta variación es mínima, genera preocupación entre los expertos.Aunque el riesgo sigue siendo bajo, este asteroide requiere nuestra atención, declaró un portavoz de la NASA.
El asteroide, descubierto en diciembre de 2024, recuerda al meteorito de Tunguska que devastó Siberia en 1908, aunque su tamaño es menor.
En caso de impacto, podría liberar una energía equivalente a 8 megatones, más de 500 veces la potencia de la bomba atómica de Hiroshima.
La composición del asteroide aún es incierta, lo que dificulta precisar el alcance de las consecuencias en caso de colisión.
Según la NASA, si fuera rocoso, explotaría en la atmósfera generando una bola de fuego devastadora, mientras que si fuera metálico, atravesaría la atmósfera y crear un cráter de gran tamaño.
La posible zona de impacto abarca desde América del Sur hasta el África subsahariana.La comunidad científica insiste en que la vigilancia astronómica es crucial para detectar y estudiar estos objetos celestes potencialmente peligrosos.
Es importante recordar que la mayoría de los asteroides en la escala de Torino son eventualmente reclasificados a niveles de amenaza insignificante con observaciones más precisas, señala un experto en astronomía.
En 2028, el asteroide 2024 YR4 tendrá un acercamiento significativo a la Tierra, lo que permitirá a los astrónomos realizar mediciones más precisas y definir mejor su trayectoria.
Esta situación ha reactivado el debate sobre la necesidad de desarrollar estrategias para la desviación de asteroides en caso de ser necesario.
Misiones como la DART de la NASA han demostrado la viabilidad de modificar la trayectoria de estos cuerpos celestes, ofreciendo una medida preventiva contra posibles impactos catastróficos.