El Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido se encuentra a punto de iniciar un ensayo clínico revolucionario con un dispositivo cerebral considerado el más avanzado del mundo.
Financiado por la Agencia de Investigación e Invención Avanzadas (Aria), este proyecto explorará el potencial de un chip cerebral que utiliza ultrasonido para monitorear y estimular la actividad cerebral, con el objetivo de tratar afecciones como la ansiedad y la depresión.
Desarrollado por la organización estadounidense Forest Neurotech, este dispositivo se diferencia de otros implantes cerebrales existentes al no requerir la inserción de electrodos directamente en el cerebro.
En cambio, utiliza ondas ultrasónicas para observar, registrar y modular la actividad neuronal.
Estamos en un punto de inflexión tanto en las enfermedades que esperamos poder tratar como en los nuevos tipos de tecnologías que están surgiendo para hacerlo, afirma Jacques Carolan, director del programa Aria, al diario The Guardian.
El dispositivo funciona mediante dos mecanismos clave: el monitoreo cerebral, donde detecta cambios sutiles en el flujo sanguíneo cerebral para generar mapas tridimensionales detallados de la actividad neuronal, y la estimulación neuronal, que utiliza pulsos ultrasónicos para activar grupos específicos de neuronas, modulando el estado de ánimo y la motivación.
El ensayo del NHS, que comenzará en marzo, se centrará inicialmente en pacientes que han undergone cirugías específicas para reducir la presión intracraneal.
La colocación del implante será más sencilla gracias a la existencia de un defecto en el cráneo que facilita su acceso.
Durante dos horas, el dispositivo será colocado sobre este defecto para evaluar su eficacia en la modulación de la actividad cerebral.
Si bien el potencial terapéutico es enorme, existen desafíos relacionados con la seguridad.La energía ultrasónica puede ser absorbida por los tejidos, lo que podría provocar un calentamiento indeseado.
Los investigadores deberán equilibrar cuidadosamente la intensidad y duración de la aplicación para minimizar este riesgo.
El impacto potencial de esta tecnología es enorme.No solo podría beneficiar a pacientes que no responden a los tratamientos tradicionales, sino que también abriría nuevas posibilidades en la neurociencia aplicada, revolucionando la forma en que se abordan los trastornos cerebrales complejos, señala un experto del sector.
El ensayo clínico, con una duración de más de tres años, marca un hito en el tratamiento de la salud mental.
Si el dispositivo demuestra ser seguro y eficaz, se planea un ensayo a gran escala enfocado en tratar afecciones específicas, como la depresión.
El chip cerebral más avanzado del mundo abre un nuevo capítulo en la lucha contra trastornos debilitantes, ofreciendo esperanza a millones de personas que sufren por ansiedad y depresión.