Descubren que Homo Erectus prosperó en un desierto brutal, desafiando la narrativa evolutiva.
La capacidad de adaptación de los seres humanos a diversos entornos se ha considerado una característica distintiva.
Un reciente estudio publicado en la revista Communications Earth and Environment desafía esta idea al revelar que nuestros ancestros, el Homo erectus, fueron capaces de prosperar hace un millón de años en un paisaje árido y desértico, mucho antes de la aparición del Homo sapiens.
Es un cambio significativo en nuestra comprensión de la adaptabilidad, afirma Julio Mercader, arqueólogo de la Universidad de Calgary y autor principal del estudio.
Expandimos el concepto más allá del Homo sapiens para incluir a sus antepasados, mostrando que la capacidad de adaptación se remonta mucho más atrás en nuestra historia evolutiva.
Durante décadas, los científicos asumieron que la adaptación a climas extremos era una característica exclusiva de los humanos modernos.
Los hallazgos en el sitio arqueológico de Engaji Nanyor, en el norte de Tanzania, han revolucionado esta visión.
Este lugar, hace un millón de años, presentaba un paisaje desértico con clima seco y escasa vegetación, un entorno hostil para la vida humana.
A pesar de ello, los fósiles encontrados evidencian que el Homo erectus no solo sobrevivió sino que prosperó en este ambiente desafiante.
Determinamos que el clima en la región de Engaji Nanyor había cambiado drásticamente, explica el Dr. Mercader.
Lo que antes era un bosque abierto se había transformado en un paisaje árido similar al desierto del Mojave, pero el Homo erectus adaptó su forma de vida a estas nuevas condiciones.
El estudio revela que los homínidos desarrollaron estrategias innovadoras para sobrevivir en este entorno hostil.
Se alimentaban buscando agua y recursos en escasos arroyos y estanques tras las tormentas, cazaban animales que se acercaban a beber y perfeccionaron sus herramientas de piedra para una mayor eficiencia durante sus desplazamientos.
La clave del éxito del Homo erectus en este entorno desafiante fue su flexibilidad y capacidad para ajustarse a los cambios, señala el Dr. Mercader.
Esta adaptabilidad podría haber sido fundamental para la expansión de esta especie fuera de África, llegando hasta Asia y Oceanía.
Estos nuevos hallazgos nos invitan a repensar nuestra comprensión de la evolución humana.La capacidad de adaptación no solo es una característica distintiva de los humanos modernos, sino que también fue crucial para el éxito de nuestros ancestros hace millones de años.