Despierta tu capacidad de discernimiento: El auge de los deepfakes y la batalla contra la desinformación.
Un estudio reciente realizado por iProov revela una preocupante realidad: solo el 0,1% de los usuarios de internet es capaz de distinguir con precisión un video manipulado por inteligencia artificial (IA), conocido como deepfake, del contenido real.
Esta tecnología, que simula rostros y voces con asombrosa fidelidad, representa una amenaza creciente para la verdad y la confianza en línea.
La facilidad de acceso a herramientas de deepfake ha democratizado su uso, permitiendo que cualquiera, incluso sin conocimientos técnicos avanzados, cree contenido engañoso.
Las mejoras en la clonación de voz y sincronización de labios han elevado el nivel de realismo de estos videos, haciéndolos aún más difíciles de detectar.
Los deepfakes son especialmente peligrosos porque explotan nuestra tendencia a confiar en lo visual, afirma un experto en seguridad informática, quien prefiere mantener el anonimato.
Un video puede parecer tan auténtico que nos cuesta creer que haya sido manipulado.
La investigación de iProov, que analizó la percepción de 2.000 usuarios de Reino Unido y Estados Unidos, encontró que las redes sociales, especialmente plataformas como Meta (Facebook, Instagram) y TikTok, se han convertido en principales vectores de propagación de estos contenidos falsificados.
Este fenómeno genera un clima de desconfianza generalizada entre los usuarios, quienes dudan de la veracidad de lo que ven online.
La proliferación de deepfakes amenaza el tejido social al erosionar nuestra capacidad para discernir la verdad, advierte un especialista en medios digitales.
La falta de confianza puede generar polarización y conflictos sociales.
El estudio también revela que la desinformación generada por los deepfakes preocupa a una gran parte de la población: el 74% de los encuestados se alarma ante su potencial impacto.
Solo un pequeño porcentaje de usuarios sabe cómo reportar estos contenidos falsos, evidenciando la necesidad de mayor educación digital y herramientas tecnológicas para combatir esta amenaza.
La verificación biométrica se presenta como una posible solución para identificar con mayor precisión los deepfakes.
Esta tecnología analiza rasgos únicos de cada individuo, como las venas en las palmas o el iris del ojo, para garantizar la autenticidad de la identidad.
Es crucial invertir en tecnologías que nos permitan detectar y combatir los deepfakes, concluye el experto.
Debemos estar preparados para un futuro donde la línea entre lo real y lo falso se vuelve cada vez más difusa.