El cielo nocturno del desierto de Atacama, en Chile, famoso por su excepcional oscuridad y claridad, se encuentra bajo amenaza.
Este entorno privilegiado alberga al Very Large Telescope (VLT), una joya de la astronomía moderna, y será el hogar del futuro Extremely Large Telescope (ELT), el telescopio óptico más grande jamás construido.
Un proyecto de energía renovable llamado INNA podría comprometer décadas de investigaciones astronómicas y el avance científico asociado a estas instalaciones de clase mundial.
El VLT, compuesto por cuatro telescopios de 8,2 metros de ancho que trabajan en conjunto, ha revolucionado nuestra comprensión del universo.
Ha permitido rastrear estrellas alrededor del agujero negro en el centro de la Vía Láctea, captar imágenes de planetas fuera del sistema solar y estudiar la estructura de la red cósmica que une las galaxias.
Este éxito se debe en gran parte a la ubicación estratégica del complejo en el monte Paranal, a 2.664 metros de altitud en el desierto de Atacama, considerado uno de los cielos más oscuros del planeta.
El proyecto INNA, un parque industrial para producir hidrógeno verde con tres parques solares, tres parques eólicos, sistemas de almacenamiento de energía y una planta de producción de hidrógeno, podría alterar este equilibrio.
Según estimaciones, el brillo del cielo aumentaría hasta un 10%, suficiente para degradar la calidad de las observaciones, perdiendo la capacidad de detectar alrededor del 30% de las galaxias más débiles y detalles atmosféricos en exoplanetas.
El director general del Observatorio Europeo Austral (ESO), Xavier Barcons, sugiere que el proyecto podría ubicarse a solo 50 kilómetros de distancia sin afectar las operaciones astronómicas.
La decisión final está en manos de la Agencia de Impacto Ambiental de Chile, que actualmente evalúa el proyecto.
Este conflicto entre la preservación del cielo nocturno y el desarrollo de energías renovables plantea una pregunta crucial: cómo equilibrar progreso tecnológico con conservación científica.
Mientras AES Chile argumenta que su proyecto apoya el desarrollo económico y ambiental, los astrónomos insisten en que ciertos lugares, como Paranal, son insustituibles y es el único sitio donde se puede construir el telescopio más grande del mundo.
El futuro del ELT, un telescopio cuya construcción costará más de 1.500 millones de dólares, está en juego.
Su efectividad depende de un cielo oscuro, condición que podría desaparecer si INNA se construye tan cerca.
Proteger el cielo oscuro del monte Paranal debe ser una prioridad, afirma Barcons, demostrando que desarrollo y conservación pueden coexistir.