Un equipo multidisciplinario de investigadores ha desarrollado un implante sensor bioelectrónico blando revolucionario, abriendo caminos sin precedentes en el campo del monitoreo neuronal y la atención médica personalizada.
Este innovador dispositivo, descrito en la revista Comunicaciones de la naturaleza, está compuesto por transistores electroquímicos orgánicos complementarios, intrínsecos y activados por iones.
Estos transistores, fabricados a partir de materiales poliméricos orgánicos biocompatibles, permiten una integración más armoniosa con el tejido vivo, superando las limitaciones de las tecnologías rígidas basadas en silicio.
La electrónica avanzada ha avanzado considerablemente, pero la mayoría de las tecnologías no son compatibles con nuestra fisiología, explica Deon Khodagoli, profesor de UC Irvine y coautor del estudio.
Utilizamos materiales poliméricos orgánicos que se encuentran naturalmente cerca de nosotros y los diseñamos para interactuar con iones, ya que el lenguaje de la mente y el cuerpo es iónico, no electrónico.
El diseño asimétrico de estos transistores permite su funcionamiento con un solo material biocompatible, eliminando la necesidad de diferentes materiales para adaptarse a polaridades de señal, lo que reduce riesgos de toxicidad en áreas sensibles.
Al diseñar dispositivos con contactos asimétricos, podemos controlar la ubicación del dopaje en el canal y cambiar el foco del potencial negativo al positivo, detalla Duncan Wisniewski, coautor del estudio y académico visitante en UC Irvine.
Este enfoque nos permite crear un dispositivo complementario utilizando un solo material.
La flexibilidad de este implante lo convierte en una herramienta ideal para aplicaciones pediátricas, ya que puede adaptarse al crecimiento del paciente sin la necesidad de ser reimplantado.
Podemos implantar el dispositivo en un animal en desarrollo y resistirá la migración a estructuras tisulares a medida que el cuerpo crece, afirma Jennifer Galinas, coautora del estudio y profesora asociada de anatomía y neurobiología en UC Irvine.
Esto no es posible con implantes rígidos a base de silicona.
Este avance promete transformar la bioelectrónica, ampliando sus aplicaciones a dispositivos que tradicionalmente han dependido de componentes voluminosos y no biocompatibles.
Las futuras investigaciones se centrarán en explorar el potencial del implante sensor blando en diversas áreas médicas, desde el monitoreo de enfermedades neurodegenerativas hasta la rehabilitación neuromuscular.