El avance exponencial de la inteligencia artificial (IA) y la robótica ha culminado con la creación de Eliza, un robot humanoide que promete redefinir nuestra interacción con las máquinas.
Diseñado por Eliza Wakes Up en colaboración con Old World Labs, este prototipo cautiva por su apariencia realista, movimientos fluidos y una capacidad para interpretar emociones humanas.
Eliza, con una altura de 1.55 metros, incorpora tecnología de vanguardia, desde un rostro animatrónico fabricado en silicona personalizada hasta un sistema de IA avanzada que le permite responder de manera adaptativa en tiempo real.
Más allá de su estética llamativa, Eliza puede llevar a cabo tareas complejas como gestionar agendas, automatizar investigaciones y procesar documentos, incluso realizando operaciones físicas precisas.
Eliza no es solo un asistente práctico, sino un verdadero compañero emocional, afirma , cofundador de Eliza Wakes Up. Su capacidad para interpretar señales emocionales y adaptarse a las necesidades del usuario fomenta conexiones significativas, brindando compañía y empatía.
Este proyecto ha generado gran expectación en el ámbito tecnológico, no solo por su sofisticación, sino también por su enfoque ético.
Los desarrolladores han implementado medidas estrictas para garantizar que Eliza se utilice únicamente con fines de compañía significativa, evitando aplicaciones no deseadas como las relacionadas con la pornografía robótica.
Queremos asegurar que la tecnología se use responsablemente, explica , Eliza está diseñada para enriquecer la vida de las personas, no para explotarlas o vulnerar su dignidad.
Con un precio inicial de 420.000 dólares y opciones de personalización, Eliza representa una inversión significativa para aquellos que buscan un compañero interactivo y sofisticado.
Su llegada al mercado en mediados de 2025 marcará un hito en la historia de la interacción humano-máquina, abriendo nuevas posibilidades en el futuro de las relaciones entre humanos y tecnología.
También plantea preguntas importantes sobre el impacto social y emocional de convivir con robots cada vez más humanizados.
¿Cómo afectará esto a nuestras relaciones interpersonales?¿Qué límites debemos establecer para evitar la dependencia excesiva de estas tecnologías?
Son interrogantes que la sociedad deberá analizar a medida que la era de la inteligencia emocional robótica se convierte en una realidad palpable.