El reino animal nos ofrece constantemente sorpresas con comportamientos sorprendentes y, a veces, extremos.
Las libélulas hembras del género Aeshna juncea se han unido a este elenco de ejemplos inusuales al desarrollar una estrategia fascinante para evitar la cópula forzada: simular su muerte.
Este comportamiento poco estudiado fue descubierto por casualidad por el investigador Rassim Khelifa, de la Universidad de Zürich, durante un estudio sobre el ciclo reproductivo de estas libélulas en los Alpes suizos.
En 2014 y 2015, observó a una hembra lanzándose al suelo con brusquedad, inmóvil mientras era perseguida por un macho.
Intrigado, Khelifa decidió profundizar en este fenómeno.
Tras 72 horas de observación en dos localidades alpinas, Khelifa comprobó que las hembras eran especialmente vulnerables al acoso masculino durante la época de puesta de huevos.
Al realizar esta actividad en solitario y sin protección masculina, se veían obligadas a desarrollar estrategias para protegerse.
La vulnerabilidad de las hembras durante la oviposición les obliga a buscar alternativas para evitar la coacción sexual, explica Khelifa.
Las libélulas descubrieron dos tácticas clave: seleccionar hábitats con vegetación densa y simular la muerte.
Un 69% a 71% de las hembras eligían áreas protegidas para depositar sus huevos, lo que sugiere una clara influencia de la presencia masculina en su elección de hábitat.
Para confirmar esta hipótesis, Khelifa redujo artificialmente la densidad de machos en algunas charcas, observando cómo las hembras disminuyeron su preferencia por la vegetación densa y se vieron menos perseguidas.
La segunda estrategia, la muerte simulada, era utilizada cuando las hembras abandonaban la charca tras la oviposición.
De las 35 hembras observadas en esta situación, el 89% optó por un descenso rápido al suelo o entre la vegetación.
De estas, el 87% se mantuvo inmóvil, fingiendo estar muertas.
Este comportamiento resultó ser muy efectivo, ya que el 77,7% de las hembras engañaron exitosamente a los machos y evitaron la cópula forzada.
La capacidad de las hembras para reaccionar y escapar cuando Khelifa intentó capturarlas en estado de muerte sugiere que no se trata de un reflejo involuntario, sino de una estrategia conductual deliberada.
Este descubrimiento plantea preguntas sobre la evolución de comportamientos similares en otros insectos y especies animales.
El estudio de Rassim Khelifa revela un ejemplo sorprendente de adaptación conductual en las libélulas hembras.
La capacidad de fingir la muerte para evitar cópulas no deseadas es una estrategia eficaz que les permite reducir el hostigamiento y aumentar sus posibilidades de supervivencia y reproducción.