En un avance que desafía los límites de la ingeniería biotecnológica, investigadores han logrado crear un nuevo tipo de robot controlado por un hongo vivo.
Este robot biohíbrido, desarrollado por equipos de la Universidad de Cornell y la Universidad de Florencia, utiliza las señales eléctricas emitidas por el micelio de _Pleurotus eryngii_, comúnmente conocido como trompeta de los muertos, para moverse y percibir su entorno.
Los sistemas vivos responden a una variedad de estímulos: tacto, luz, calor e incluso señales que aún no comprendemos del todo, explica Anand Mishra, investigador asociado en el Laboratorio de Robótica Orgánica de Cornell.
Pensamos que si queremos construir robots capaces de funcionar en entornos impredecibles, deberíamos aprovechar la capacidad de adaptación y respuesta de los seres vivos.
Este robot biohíbrido se desplaza lentamente sobre una superficie mediante bombeo de sus patas robóticas, mientras que otro prototipo utiliza un sistema de ruedas para la movilidad.
La combinación de esta locomoción con la capacidad del hongo para detectar señales químicas y biológicas abre un abanico de posibilidades en áreas como la agricultura o la exploración ambiental.
Al integrar el micelio dentro de la electrónica del robot, hemos logrado que la máquina detecte y responda a su entorno, afirma Rob Shepherd, profesor de ingeniería mecánica y aeroespacial de Cornell.
Podría utilizarse para monitorear la química del suelo en cultivos y determinar cuándo se necesita más fertilizante, contribuyendo así a una agricultura más eficiente y sostenible.
La creación de robots biohíbridos representa un avance significativo en la robótica, ya que permite integrar las capacidades biológicas con la precisión y la eficiencia de los sistemas mecánicos.
Este hito abre la puerta a nuevas posibilidades en la investigación y desarrollo de robots autónomos capaces de interactuar con el mundo de manera más natural y adaptable.