La contaminación por plástico se ha convertido en una crisis global, con millones de toneladas acumulándose anualmente en vertederos y ecosistemas naturales.
Un nuevo estudio publicado en el Chemical Engineering Journal por investigadores de la Universidad de Kyushu en Japón ofrece una solución innovadora: la transformación del plástico en hidrógeno mediante un fotocatalizador.
Este descubrimiento representa un avance significativo en la lucha contra la contaminación plástica, afirma el doctor Kenji Tanaka, uno de los autores del estudio.
No solo ayudamos a reducir la cantidad de plástico que llega a nuestros ecosistemas, sino que también creamos una nueva fuente de energía renovable.
El proceso desarrollado por los científicos se basa en un fotocatalizador especial que descompone el tereftalato de polietileno (PET), un tipo de plástico comúnmente utilizado en botellas de agua, liberando hidrógeno en la reacción.
Este nuevo fotocatalizador ha demostrado ser 23 veces más eficiente en la producción de hidrógeno que otras tecnologías similares, según los investigadores.
El PET es especialmente problemático para el medio ambiente debido a su proceso de producción y degradación natural, generando grandes cantidades de contaminantes.
Al convertirlo en hidrógeno, se aborda este problema doblemente: se reduce la cantidad de plástico en circulación y se genera una fuente de energía limpia.
Este hidrógeno producido puede ser utilizado en diversos sectores, como la generación eléctrica, la industria y el transporte, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles como el carbón, petróleo y gas natural.
La utilización del hidrógeno derivado del PET podría tener un impacto significativo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, señala la doctora Maria García, experta en energía renovable.
Esto nos acerca a los objetivos globales de sostenibilidad.
Cada año, el mundo produce más de 450 millones de toneladas de plástico, de las cuales solo el 9% es reciclado.
El resto se acumula en vertederos, océanos o se incinera, contribuyendo a la crisis ambiental global.
La acumulación de plástico ha provocado un aumento de los microplásticos, partículas menores a 5 milímetros que se forman por la degradación del plástico en el medio ambiente.
Estos residuos se han relacionado con problemas cardiovasculares y otros riesgos para la salud humana.
Este nuevo proceso de conversión de plástico en hidrógeno representa una esperanza para combatir esta problemática.
De evitar la acumulación de residuos, permite aprovechar el material para generar energía limpia y reducir la proliferación de especies invasoras en los ecosistemas marinos.
Aunque aún se necesitan más investigaciones y desarrollo para implementar esta tecnología a gran escala, el estudio de la Universidad de Kyushu marca un hito importante en la transformación de residuos en una fuente de energía útil.
Es un llamado a la acción para que tanto las personas como las industrias reduzcan el consumo de plástico, promuevan alternativas sostenibles y se involucren en el reciclaje adecuado.