Alerta sobre el desarrollo infantil: la tecnología amenaza la motricidad fina de los niños
La irrupción de la tecnología ha transformado profundamente la infancia, generando inquietudes crecientes entre educadores y expertos respecto a un retroceso observable en las habilidades motoras finas de los más pequeños.
La dificultad para realizar tareas cotidianas como abotonar una prenda o pasar páginas de un libro se presenta como una señal preocupante que podría estar vinculada al uso excesivo de pantallas.
La pandemia de COVID-19, si bien exacerbó la situación, no fue el origen del problema.El confinamiento forzó a muchas familias a adoptar rutinas donde los dispositivos electrónicos suplieron la falta de interacción social y actividades al aire libre, como evidenció un estudio realizado por Lauren Shuffrey en la Facultad de Medicina Grossman de la NYU, que reveló puntuaciones más bajas en motricidad fina entre bebés nacidos durante el primer año de la pandemia.
Steven Barnett, codirector del Instituto Nacional de Investigación en Educación Temprana de la Universidad de Rutgers, señala que esta tendencia ya se gestaba antes de la crisis sanitaria, intensificada por la dependencia creciente de la tecnología.
Una encuesta reciente realizada por Education Week revela un alarmante 77% de los educadores estadounidenses que reportan dificultades en sus alumnos más jóvenes para manipular herramientas básicas como lápices y tijeras, mientras que el 69% observa una mayor dificultad para atarse los zapatos en comparación con hace cinco años.
Esta situación refleja una disminución generalizada del juego práctico, desplazado por la inmediatez y comodidad de las pantallas.
El juego activo es fundamental para el desarrollo motor y sensorial, explica Barnett.La sustitución de bloques de construcción y plastilina por aplicaciones educativas está impactando negativamente en la capacidad de los niños para desarrollar habilidades esenciales.
La falta de contacto con materiales tangibles, sumada a la prevalencia de ropa cómoda que evita el uso de botones y cordones, priva a los infantes de oportunidades cruciales para practicar movimientos precisos.
Para revertir esta tendencia, expertos recomiendan limitar el tiempo frente a las pantallas y priorizar actividades manuales como cocinar en familia, dibujar, recortar o recolectar elementos naturales durante paseos al aire libre.
Es vital integrar estas prácticas de forma natural en la rutina diaria, enfatiza Shuffrey. Fomentar la lectura de libros físicos también es esencial para fortalecer la motricidad fina y promover la concentración.
La recuperación de la motricidad fina requiere un compromiso consciente por parte de padres y educadores, quienes deben equilibrar el uso de la tecnología con actividades que promuevan el juego manual, el movimiento y la interacción física.