Investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad de California en Berkeley han logrado un avance revolucionario en el campo de la sostenibilidad: han desarrollado hojas artificiales capaces de convertir dióxido de carbono (CO2) en hidrocarburos útiles mediante la energía solar.
Este innovador sistema, inspirado en la fotosíntesis de las plantas, presenta una alternativa prometedora a los combustibles fósiles, cuya explotación ha generado un impacto ambiental significativo.
El nuevo dispositivo utiliza una combinación de perovskita, un material altamente eficiente para la captación de luz solar, y un catalizador de cobre en forma de nanoflores.
Esta tecnología permite transformar el CO2 en sustancias químicas valiosas sin generar emisiones adicionales.
Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para la producción de combustibles y productos químicos de manera sostenible, afirma el Dr. Juan Pérez, profesor de química de la Universidad de Cambridge.
Nos acercamos a un futuro donde podemos utilizar el CO2 como materia prima en lugar de considerarlo un residuo contaminante.
La tecnología no solo produce hidrocarburos esenciales para la fabricación de combustibles líquidos, plásticos y productos químicos industriales, sino que también genera sustancias como glicerato, lactato y formiato, con aplicaciones en la industria farmacéutica y cosmética.
Este sistema abre la puerta a una economía circular, explica la Dra.María García, profesora de energía renovable de la Universidad de California en Berkeley.
Reducimos nuestra dependencia del petróleo y minimizamos la emisión de gases de efecto invernadero.
Los investigadores señalan que la eficiencia del proceso es superior a las tecnologías previas basadas en la división del agua y el CO2.
Hemos logrado una eficiencia 200 veces mayor utilizando perovskita y nanocables de silicio como electrodos, afirma el Dr. Pérez.
Hemos descubierto que el glicerol, un subproducto de la industria química, puede optimizar aún más la reacción.
Si bien aún se encuentra en fase de desarrollo, la tecnología tiene un gran potencial para transformar la producción de productos químicos y combustibles, contribuyendo a una economía más sostenible.
Los científicos confían en que la selectividad del proceso, es decir, la capacidad de convertir CO2 únicamente en hidrocarburos, aumentará significativamente en los próximos años.