El Mar Rojo, escenario ancestral de relatos bíblicos y leyendas milenarias, vuelve a sorprender con un hallazgo científico que reescribe nuestra comprensión del origen de la vida.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Miami ha descubierto profundas piscinas de salmuera en el Golfo de Áqaba, un área que coincide con la ubicación descrita en la Biblia para la separación del mar por Moisés.
A más de 4.000 pies bajo la superficie, estas formaciones presentan una concentración de sal diez veces superior a la del océano y carecen completamente de oxígeno, creando un ambiente letal para la mayoría de los seres vivos.
Es un ecosistema extremadamente hostil, explica Sam Purkis, líder del estudio publicado en Nature Communications.
Este entorno extremo también alberga vida.Grandes depredadores acechan los bordes de las piscinas, aprovechando la vulnerabilidad de las presas que se aturdían por la toxicidad del ambiente.
Un laboratorio natural para el origen de la vida:
Los científicos consideran que estas piscinas de salmuera pueden ofrecer claves sobre cómo surgió la vida en la Tierra.
Nuestro conocimiento actual sugiere que la vida se originó en las profundidades marinas, probablemente en condiciones anóxicas, sin oxígeno, afirma Purkis.
La ausencia de oxígeno en estas aguas recrea el entorno donde se cree que la vida primitiva emergió hace miles de millones de años.
Este descubrimiento no solo ilumina nuestro pasado geológico sino que también abre nuevas perspectivas para la búsqueda de vida extraterrestre.
Si la vida pudo originarse en estas condiciones en la Tierra, es posible que estructuras similares en exoplanetas contengan microorganismos adaptados a ambientes hostiles, plantea el estudio.
Un registro fósil único:
del estudio de las condiciones prebióticas, la investigación destaca el valor histórico de estas formaciones.
Debido a la falta de organismos que removan el sedimento, las capas del suelo marino dentro de las piscinas se han mantenido intactas durante millones de años.
Esta característica conviertelas en un archivo natural que permite a los científicos rastrear cambios climáticos antiguos y eventos geológicos con una precisión excepcional.
El hallazgo de estas piscinas de salmuera en el Golfo de Áqaba, un lugar cargado de simbolismo religioso, no solo aporta una nueva pieza al rompecabezas de la evolución de la vida en nuestro planeta sino que también nos invita a reflexionar sobre la fragilidad y resiliencia del universo.
