Una ola de calor sin precedentes, conocida como La Mancha, ha dejado un rastro devastador en el océano Pacífico, causando la muerte masiva de cuatro millones de aves marinas.
Este evento climático catastrófico, que tuvo lugar entre diciembre de 2013 y agosto de 2016, alteró drásticamente el ecosistema marino, con temperaturas superficiales que se elevaron hasta 2,6 C por encima del promedio interanual.
La Mancha no solo afectó la superficie del agua; su impacto se extendió hasta una profundidad de 140 metros, perturbando la cadena alimentaria marina en su totalidad.
Este evento coincidió con un fenómeno El Niño, lo que agravó aún más el aumento de las temperaturas y sus consecuencias letales para la fauna marina.
Las colonias de aves marinas en el noreste del Pacífico sufrieron un golpe devastador.La Universidad de Washington estimó una reducción a la mitad de las poblaciones de aves en el Golfo de Alaska y la costa este de la península, mientras que en el mar de Bering se observó una disminución del 75%, ocho veces mayor que las estimaciones iniciales.
El efecto letal de La Mancha no fue el estrés térmico directo, explicó Julia Parrish, profesora de ciencias acuáticas y pesqueras en la Universidad de Wisconsin.
Fue la alteración de la cadena alimentaria.El calentamiento de las aguas provocó una drástica reducción en la disponibilidad de peces y otras presas, lo que dejó a las aves sin suficiente alimento, llevando a la inanición.
La escasez de alimento no solo afectó a las aves marinas; se estima que 10 mil millones de cangrejos también murieron de hambre en el mar de Bering debido a la alteración del ecosistema marino.
Entre las especies más afectadas se encuentran los araos, con cuatro millones de ejemplares fallecidos.
A pesar de los años transcurridos, su población aún no ha mostrado una recuperación significativa.
La Mancha representa uno de los mayores desastres ambientales relacionados con el cambio climático en la era moderna.
La drástica disminución de las poblaciones de aves marinas y la lenta recuperación de sus colonias son un sombrío recordatorio del profundo impacto que tienen las alteraciones climáticas en los ecosistemas naturales.